Ya llega el momento en que nos dan el alta y es hora de partir con el nuevo integrante de la familia a casa. La espera ha finalizado.
Nos invade la alegría y la ilusión de comenzar cuanto antes con este proyecto de familia que habíamos soñado durante largo tiempo y nos vienen a la mente ciertos temores, que nos hace pensar de qué manera sobrellevaremos estos cambios, ya que no creemos ser capaces de cuidar otro ser humano correctamente.
Esta sensación es mayor en las madres primerizas, aunque las mamás por segunda y tercera vez también lo sienten, pero de una manera distinta. Muchas piensan que el amor del segundo y tercer hijo no podrá alcanzar lo que fue el primero y que el tiempo que le entregamos a este hijo mayor y único en su momento no se logrará nivelar con los siguientes. Ambas madres tienen miedo a lo desconocido, a no tener el tiempo de poder recuperarse luego del parto y al tiempo también para ellas, miedo a cumplir el rol de patrona de hogar y a desenvolverse con este nuevo ser y cuidarlo de la manera correcta. Es frecuente que piensen que es una responsabilidad muy grande y que les será difícil organizarse para cumplir las tareas, más aún cuando continúan debilitadas y con labilidad emocional, a veces confundidas de sus propios sentimientos.
Les dejo algunos consejos para que la vuelta a casa sea más fácil y llevadera:
El papá es fundamental en el proceso, el será tu mayor aliado para lo que necesites. Por ejemplo: cuando estés cansada con las tareas de la casa y las demandas de tu guagua, pídele que sea él el que se ocupe, para que puedas descansar y recuperarte. El papá debe estar presente y ser tu soporte escuchándote, preguntándote cómo te sientes y si necesitas algo, estando presente y sin exigirte mayores responsabilidades.
No te preocupes de lo que dice tu entorno en relación a como tienes que cuidar a tu hijo. Cada mujer cría de la manera que mejor lo cree y ninguna forma está mal. Es habitual que familiares y amigos opinen sobre como lo hacían ellos. Cuando sientas que han comenzado a opinar de mas, o que hablan sin que hayas pedido su opinión, diles lo que te parezca, para que entiendan que estas en un momento de auto descubrimiento y con todas las energías para que resulte de la mejor manera. No olvides nunca que te dirán muchas cosas por que intentan ayudarte y facilitarte el camino que ellos ya han recorrido. Escúchalos y toma lo que te parezca mejor para ti.
Es muy común que al comienzo, sintamos a nuestros hijos como un extraño y lo miremos como un desafío en nuestras vidas, pero cada segundo, de manera inconsciente y natural, ese sentimiento de lo que significa ser mamá llega. Es muy importante incentivar el contacto físico los primeros días de vida para fomentar el apego y para que el niño se sienta contenido, protegido y seguro en este nuevo hábitat.
Piensa en ti. Piensa en lo que quieres hacer, en lo que necesitas para sentirte mejor y tomate tiempos para volver a retomar lo que hacías antes. Aunque sepas que tu vida no será la misma, te aseguro que será mucho mejor.
Cultiva la paciencia y acepta que vivirás nuevos cambios como la falta de sueño, cambios en los horarios, días y noches con tu guagua, aprenderás a vivir con el desorden en la casa y a cambiar el ritmo que como pareja tenían. Acepta que estos nuevos cambios se mantendrán por un tiempo y que hay que recibirlos con energía positiva.
Disfruta la intimidad con tu hijo cada vez que lo desees, son momentos únicos e irrepetibles. Si no quieres tener visitas en casa, avisa a tus amigos y familiares y programa el día que los quieras recibir, si te acomoda. Si por el contrario, quieres tenerlos junto a ti, informales que ya estás en casa y que te visiten en grupos pequeños para que puedas disfrutar de cada uno y aproveches su ayuda para los primeros días, preparando comida, ayudando a limpiar y ordenar. Si necesitas ayuda con tu hijo pídela y si consideras que se están incluyendo en temas que no les competen comunícalo también.
Puede que la lactancia en algunos casos se complique por diversos motivos, como por la bajada de la leche, la técnica de acople, la irritabilidad de tu bebé, entre otros. Es estos casos mantén la calma y pide una asesoría de lactancia cuando sea necesario. Recuerda siempre que los grupos de lactancia son importantes para sentirte apoyada, pero no son un lugar donde resolver verdaderos problemas.
Comprende que no eres una súper mujer. También te cansas y necesitas tiempo para ti, más ahora cuando tu cuerpo está debilitado producto del parto o cesárea, del dolor que estos procedimientos implican, la falta de sueño y movilidad y por sobre todo, los cambios hormonales que se producen. Acepta tus límites y afronta los cambios con calma.
Es importante que mantengas conversaciones con mujeres en tu misma situación y por sobre todo con tu pareja, de esa manera los posibles problemas que consideres, los verás más comunes de lo que pensabas y llevarás mejor estos primeros días en casa. Cuando el pediatra lo autorice, sal a pasear a lugares abiertos con tu guagua y retoma las actividades que te gusten.
Estos días serán inolvidables e irrepetibles en tu vida y la de tu bebé, debemos saber disfrutarlos y pedir ayuda si percibes que no estas afrontando de buena manera los cambios que implica la maternidad. Conversa con tu marido o familiar y pide ayuda de un Psicólogo en caso necesario.